9 de octubre 1938
[...]El arte de llegar fulminantemente al fondo del dolor, para volver a subir a la superficie con un golpe de talón. El arte de sustituir a cada uno por nosotros, y de saber por tanto que cada uno se interesa solamente por si mismo. El arte de atribuir cualquiera de nuestros gestos a otro, para aclararnos al instante si es sensato.
El arte de prescindir del arte.
El arte de estar solo.
[...]El arte de llegar fulminantemente al fondo del dolor, para volver a subir a la superficie con un golpe de talón. El arte de sustituir a cada uno por nosotros, y de saber por tanto que cada uno se interesa solamente por si mismo. El arte de atribuir cualquiera de nuestros gestos a otro, para aclararnos al instante si es sensato.
El arte de prescindir del arte.
El arte de estar solo.
(Extracto del diario homonimo de Cesare Pavese)